jueves, 9 de agosto de 2007

Reflexiones filosófico-jurídicas acerca de la portada de "El jueves"

Bueno, volviendo a la entrada anterior, la cual ya hace que escribí, la Ley se interpone, generalmente, a la Creatividad. Así lo demuestra, una vez más, la ya famosa e histórica decisión del juez de la Audiencia -que no audacia- Nacional. Lo curioso de todo es que, jurídicamente, no es errónea dicha decisión, ya que algunos -a los que llamaremos "androides de la Ley", tan sólo se dedican a hacer aquello que les han enseñado: no aprender. Y es que, cuando a uno sólo se le enseña a aplicar, éste aplica, esté bien o no. Se ve que no sólo los monos tienen habilidades imitadoras. Vayamos por partes:

Es verdad que el derecho al honor es algo muy importante, pero no tanto como a la expresión. ¿Por qué? Pues porque para que exista honor tiene que existir expresión, en su totalidad, no "la que yo quiero leer u oír".

La expresión es primaria al honor. Sï, es verdad que el honor es un fin y la expresión un medio, pero no sería la primera vez que el medio es más importante que el fin.

Evidentemente, lo más curioso de todo, aunque nadie se detenga a pensarlo, es que toda la esencia de esta cuestión, como muchas otras, recae sobre el pensamiento y la REFLEXIÖN que cada persona ha ido adquiriendo, y es esa reflexión, desde mi punto de vista, la que debería haber ayudado al excelentísimo seño del mazo a entender que, a veces, el humor también es ciego -como la Justicia-. Algo me incita a pensar que si los dos retratados en la portada hubieran sido mis vecinos del 5º, nada hubiera pasado. Entonces..., ¿que hay del artículo 14 CE? Ah, es verdad, que la Monarquía es una institución transcendental en la Historía de España que blablabla... Cierto que lo es, al menos en cierto momento, pero es que esa no es la respuesta. La Ley tiene muchos más mecanismos de protección al honor que mandar un secuestro y cierre de publicación.

Por otro lado... ¿Qué hubiera pasado si esa misma portada aparece increíblemente en El País o El Mundo? ¿También se hubiera secuestrado? Uhm...algo me dice que no.

Excelentísimos señores del mazo: aunque la Justicia sea ciega, no quiere decir que quien deba aplicarla también; záfense de la cinta inculcada y déjense llevar de una vez por sus ojos lógicos, deductivos y emocionales.

martes, 12 de junio de 2007

La Ley y la Creatividad


Interesante esta entrevista a Lawrence Lessig, inventor de Creative Commons, una forma alternativa al Copyright que a mi entender es mucho más sencilla, útil y justa.

"La ley está en contra de la creatividad". Esa ha sido la frase escogida por Patricia F. de Lis para dar título. Muy acertado. Y es que Lessig tiene toda la razón. Tampoco es muy difícil de explicar el porqué. Sólo hace falta haber estado unos cuantos años en una Facultad de Derecho -casualmente, sé de lo que hablo-. Entre esos pulcros muros de sabiduría legal, en el que la memoria es el instrumento de conocimiento principal, hay la misma creatividad que pueda tener cualquier ladrillo. Es decir, ninguna. Lo único importante es tener los 30000 artículos que hay entre todos los códigos vigentes -incluso no vigentes- y saber aplicarlos. Curiosamente, no hay ninguna asignatura en la que el alumno pueda proponer algo. A ti te dan, tu lees, y después procura repetir lo que has leído. Por supuesto, no se te ocurra decir que una rueda de identificación podría ser un método probatorio deficiente porque en él pueden influir conductas psicológicas o incluso biológicas que alteren la identificación, su última finalidad. O decir que sólo con que la "máquina de la verdad" -tan típica del sistema americano- haya fallado una vez, debería ser un método obsoleto que no ayuda en nada a acercarse a la verdad. De hecho, ahora, es un método más de circo televisivo que de justicia. En definitiva, que nadie espere que los juristas entiendan lo que siginifica creatividad, pues un alto porcentaje sólo se ha limitado a absorber lo ya creado -cosa que admiro-, y son absolutamente incapaces de ir más allá de lo dictaminado. Por supuesto, esto es sólo una opinión, sobre la relación Ley/Creatividad, algo más profunda que lo que quiso decir Lessig. Aunque la esencia es la misma.

No estoy diciendo que haya que ser artista para tener creatividad, sino que en el mundo del Derecho el índice es mucho menor que en otros sectores. Quizás algún día se descubra que hay tipos de cerebros diferentes y tendentes hacia uno u otro lado. O que unos tienen un mayor porcentaje hacia lo creativo o hacia lo menos creativo, como las hormigas.

lunes, 11 de junio de 2007

¿Por qué Kevin Carter?
















Porque si a alguien he admirado es a él. Kevin Carter fue un fotógrafo sudafricano que formó parte de un grupo de reporteros llamado "The Bang Bang Club". Durante mucho tiempo, Kevin estuvo retratando con su cámara el desolador acontecer de su país natal, inmerso plenamente en un proceso de segregación racial que se denominó Apartheid. No voy a comentar las fotografías de esta etapa porque lo mejor es verlas, pero sí haré hincapié en una concreta por la cual Carter ganó el premio Pulitzer de 1994 (¡no hace tanto!). Es esta:


















Creo que, siguiendo el refrán, voy a ahorrarme esas mil inefábles e insuficientes palabras.

Como se puede ver en un documental que hicieron hace un par o tres de años sobre su trabajo y vida, tanto Kevin como los demás miembros del "Bang Bang", vivieron una etapa frenética que marcó profundamente sus personalidades y, como no, sus vidas. En el lugar y tiempo en el que Carter hacía "click", la vida valía exactamente nada. Hay varias imágenes del grupo que describen lo que digo. Durante esa etapa el "Bang Bang" convivió con la muerte en su sentido más literal. De hecho, como es de entender, aquellas imágenes fueron creándole un considerable transtorno en su interior. Miles de cadaveres, miles deinjusticias. Demasiado para un hombre que, años antes, mientras hacía el servicio militar, había intentado suicidarse.

Aparte de la fuerza y el dramatismo que se condensa en la imagen, la fotografía guarda una historia: Carter la tomó en Sudán, en un momento en el que las hambrunas estaban acabando con la población de forma terrible. Toda la simbología que puede representar la foto es poca. Su fuerza no está en la luz, ni el encuadre, ni en nada que tenga que ver con un continente, sino en su contenido. Una niña cadavérica en el suelo y un buitre acechando el momento perfecto. Carter tomo la instantánea y se marchó. Unos dicen que Kevin es ese mismo buitre por no haber ayudado a la niña, además él comentó que estuvo esperando cierto tiempo para que el ave abriera sus inmensas alas -lo cual le hubiera otorgado a la foto mayor dramatismo-. Sinceramente, yo no creo que el buitre fuera Kevin. Todo lo contrario. Lo que me repatea es que la gente critique con esa gratuidad, sin hacer el mínimo ejercicio de empatía. Es muy fácil decir desde el sillón de una casa: "yo la hubiera ayudado". No creo que se pueda decir eso cuando alguien ha pasado un año de su vida viendo asesinatos en directo, o cómo los cadáveres de decenas de personas yacían tirados en el suelo, o cómo la policía embestía con brutalidad sobre personas indefensas. En varias ocasiones, Carter escribió que su vida se estaba conviertiendo en una pequeña locura de insensibilidad y frialdad. Esto, añadido a sus tendencias suicidas y a la muerte de su amigo Ken Oosterbroek mientras cubría un conflicto -poco tiempo después de recibir el Pulitzer-, fue superior a él. El 27 de julio de 1994, Kevin cogió su coche y se dirigió hasta un pequeño reducto natural al que le gustaba ir cuando era un niño, en Johannesburgo. Mientras el gas procedente del tubo de escape ahogaba sus pulmones, Carter contempló por última vez aquel maravilloso estanque -yo he visto en el video ese sitio y es increíble, parece un pequeño Edén-.

Sí, Kevin podría haber adoptado a esa niña y habérsela llevado consigo hasta un centro de acogida, o incluso a su casa. A esa niña y a todos los niños de Sudán. ¿O es que esa niña se merecía mejor destino que los demás cientos de miles de niños sudaneses que habían muerto, morían y morirían antes, durante y después de esa foto? Si nos paramos a pensar, quizás tenga cierta importancia el hecho de poder ver a esa niña inmortalizada en la fotografía, pero... ¿y los demás? Aunque suene fuerte decirlo, Carter no era Manos Unidas, ni Médicos sin Fronteras, era un fotógrafo, un reportero gráfico que amaba su oficio y por el cual nos regaló fotografías que no se limitan a ser una simple instantánea, sino que te llegan hasta lo más profundo. Tan sólo decir que si Carter hubiera querido enriquecerse con esa fotografía -que lo hizo sobradamente-, quizás hoy estuviera tumbado al Sol en una isla de Bali con algún cocktail entre sus manos. Quizás un día, Kevin decidió retrasar ese suicidio -intentado en dos ocasiones anteriores- y donar su vida para que los que no tenemos esos "webs" nos enteráramos de lo que pasa por el Mundo. A mi modo de ver las cosas, si a Kevin Carter se le critica es que estamos volviéndonos gilipollas.

Espero que algún día los mierdecillas de Hollywood le rindan su debido homenaje. Desde aquí le rindo el mio.